Aunque común y natural, la costumbre de un perro de comer heces de gato nunca debe ser pasada por alto. ¡Descubre por qué lo hace y cómo hacerlo parar!
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¿Por qué mi perro come heces de gato?
Antes de comenzar, es importante destacar que, según el *American Kennel Club* (AKC), los perros son carroñeros, por lo que comer heces es un comportamiento natural para ellos.
Además, las heces de gato no son lo único “sucio” que les gusta comer. Puede que veas a tu perro husmeando en la basura, en plantas y vegetales tóxicos, e incluso en nuestras sobras. Todo es simplemente un alimento potencial para los insaciables estómagos de nuestras mascotas.
Desde un punto de vista científico, comer heces, ya sean de gato o de otros animales, se conoce como coprofagia. Este hábito puede surgir debido a una deficiencia alimentaria, ansiedad o estrés.
Las perras a menudo comen las heces de sus cachorros para mantener limpio el nido, y los cachorros pueden mostrar el mismo comportamiento si tienen un accidente dentro de una jaula.
De todos modos, no es raro que muchos perros lo hagan, lo que es inusual es que continúen haciéndolo hasta la edad adulta.
¿Comer heces de gato es malo para los perros?
Aunque para nosotros, los humanos, el olor es automáticamente desagradable, para el olfato canino es simplemente comida que el gato ha “estropeado un poco”. Sin embargo, las heces pueden contener muchas bacterias dañinas y posibles parásitos que pueden ser perjudiciales para tu perro e incluso para los dueños.
Algunas de estas bacterias, como la salmonela, pueden transmitirse a los humanos con un simple lamido.
Además, comer heces en grandes cantidades puede hacer que los perros vomiten. No solo por las heces, sino también por la gran cantidad de arena para gatos que se ingiere junto con ellas.
Según el AKC, esa arena puede causar grandes obstrucciones intestinales, especialmente si es del tipo que se aglutina al entrar en contacto con la humedad.
Entonces, ¿cómo hago que pare?
Controlar la coprofagia requiere un entrenamiento que establezca un comando de parada. Es decir, cuando veas que tu perro se dirige hacia la caja de arena, di “para” u otra palabra similar. Cuando deje de hacerlo, recompénsalo, para que sepa que es mejor mantenerse alejado.
Aparte del entrenamiento, esto requiere vigilancia, así que siempre quédate cerca de la caja de arena cuando tu gato haya hecho sus necesidades, para no perder el momento en que tu perro se acerque.
Los expertos también señalan que la coprofagia suele ocurrir cuando un perro está aburrido o estresado. Así que mantenerlo ocupado con juguetes, juegos y otras distracciones puede darle otra cosa en la que centrarse.